Afilé los colmillos, los llené de veneno, te mordí no una, sino veinte veces, durante horas, con mi paciencia de asesina. Jugueteé con tu sabor en mi lengua. Mi podredumbre se te metió en el torrente sanguíneo, ahora caminás como un muerto por esta tierra, ya nadie te reconoce, ya no reconocés a nadie. Estás muerto, como yo, tan muerto, como yo.
Yo no siento. NO LO SIENTO. Perdón, pero no lo siento. Si puedo destruirte, envenenarte y mostrarte en tu carne lo que sufrí en la piel, voy a sonreír con esta sonrisa llena de colmillos afilados.
HOY TE MERECÉS EL VENENO.
Ayer tal vez el beso. Mañana tal vez la lágrima.
1 comentario:
Que lindo final boluda, me encanto.
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