Son pequeñas cosas ilógicas las que me alegran la vida. Un nombre en una radio, un mail en mi bandeja de entrada, una frase de Leopoldo Marechal. Un amigo que me extiende la mano. Otro que vibra en mi interior. El recuerdo de su voz, hace cinco años atrás, dándome la lección de vida más importante de todas.
Gracias a eso, todavía estoy en pie.
p.d: aunque no lo leas nunca, te agradezco. vos me hiciste así, fuerte.
3 comentarios:
che que bueno que quedo tu blog asi!
hace mil que no pasaba :P
Los que tocan culos: eso ya es mero toqueteo. No creo que puedan sustraer algún órgano importante por ahi.
guau viborita...
hacia rato que no entraba veo que sacaste la musica
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