por ese hueco entre tu nuca y tu cuello,
te recorre serpenteando cosquilleos
los hombros
tu columna.
Se retuerce, te dibuja,
se entrelaza con tus dedos
la cintura
tus alas.
Una sombra exhalada por tus labios.
Rojos, ansiosos labios
respiran nubes de tormenta.
No a la calma.
No al día.
Una sombra por tu espalda jugueteando
invitándote a iniciar vuelos
a activar tempestades.
4 comentarios:
Somos parecidos Vicky, y no se si eso es bueno xD jajaja, me gusto Ceniciento mucho sentimiento compartido :)
Que inspiración, meu deus !
muy bueno!
No a la calma.
Y si es una tempestad de silencios, que viaja dormida y trae consigo nada?
No hay nada más ruidoso que el silencio. Tiene un ruido vacío. Como una tormenta, pero de esqueletos.
:))
beso!
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