Cuando sufro no me aburro, cuando sufro vivo intensamente y mi vida es interesante, llena de emociones y peripecias. En verdad, sólo vivo cuando sufro, es mi manera de vivir. Pero algo en mí no quiere sufrir. Alejandra Pizarnik.

15 may 2010

Rewind (and not erase)


Sinceramente, los sábados a mí me cagan a palos. Los viernes me encantan, amo el tema de The Cure, Friday I'm in love, y por lo general siempre estoy de un humor divertido, amistoso y fácil de llevar. Pero los sábados no, me pasan por encima cual topadoras que no tienen freno. Me pongo de mal humor, odio a todo el país (hasta a aquellos que amo el resto de la semana) y quisiera estar en medio de un boliche enorme, bailando Lady Gaga descontrolada y con más de un par de copas encima.

Estoy triste.

Y agrego:

No estoy triste, SOY triste. Lo mío es una cuestión existencial, ya me di cuenta hace mucho tiempo. Y sobre todo, soy triste los sábados.

Disconforme. Mal Humor. Encaprichada.


Quiero salir, necesito salir. En todos los sentidos. Necesito salir de toda esta mierda de la computadora, donde todo parece alejarse y agigantarse. Necesito salir de todas estas dudas de mierda que tengo en la cabeza. Necesito salir y descubrirme enamorada de alguien, dejar de poner el botón en OFF cada vez que me aprietan el corazón (y todo porque... I'll never love again... Oh boy, you've left me speechless...). Yo ya sé que no va a haber otro como él.

NO-VA-A-HABER-OTRO-COMO-ÉL.


Es increíble como todos los hombres en mi vida se reducen sólo al recuerdo de dos. Uno indescriptiblemente maravilloso, con el cual el amor trascendió todos los límites posibles para ser sólo un estado vital. Y otro, con el cual lo único que trasciende es el odio. El odio que es amor vestido de luto. Y dudas, y un esconderme constantemente para no seguir poniéndolo en un altar que él se construyó y me construyó para volverme inalcanzable. Intocable.

(Justo a mí, que preferiría que me cruces la cara de un cachetazo cuando intento lastimarte a que me mires en silencio!).





Juego, juego. Miro para todos lados, busco. Y no encuentro nada. Un pseudo engaño de unos cuántos meses. La falta de corazón, de lágrimas, de todo. La falta de la sonrisa. La falta de ganas. Los dientes afilados y preparados para morder.
Otra cosa. Quiero otra cosa.


Érase una vez, en un tiempo lejano, una chica de sangre caliente. Y ahora no. Ahora necesito ponerme al lado del sol para entibiarme los pies. El resto es el invierno que tengo en la cabeza y, sobre todo, en el medio del pecho.

(Y así y todo: me acuerdo y me duele. te veo morir y me duele. me miro comfortably numb y me duele)





Necesito despertarme. Necesito que alguien me saque de toda esta apatía constante. Quiero dejar de ser inconmovible. Quiero que el amor me dure más de cinco minutos.

1 comentario:

Erre dijo...

No se bien cómo llegué a tu blog, pero me alegra mucho haberlo descubierto. Me encanta lo qué escribís. Y mucho más la manera. Hoy leía algo sobre la muerte de Fogwill (puta, nos vamos quedando cada vez más solos) y decía algo así como que la literatura no es lo que se cuenta, si no la forma en la que se cuenta.
Bueno no mucho más. Genial blog.
Y obvio, mientras leía esto, sonaba y sonaba en cabeza 10.15 Saturday Night.

Saudades!