en el fondo pienso que un poco me cagaste la vida. yo no era nada, no tenía la edad suficiente para saber nada. era todo sentimiento, toda sensación. toda espontaneidad. era toda confianza. y vos me arrebataste todo eso. me arrebataste la capacidad de sentir. me arrebataste la capacidad de tocar. me arrebataste la capacidad de vivir los momentos. me arrebataste la voz y me dejaste encerrada en los poemas, en miles de poemas.
me quitaste la posibilidad del habla.
me quitaste la capacidad de respirar.
me dejaste vacía. hueca. como una muñeca de porcelana, linda pero frágil e inexpresiva. dura. la misma muequita todos los días, la sonrisa automática, carente de significado.
me dejaste en la carencia. en el desamparo.
y sin poder pedir ayuda.
pasaron muchos años. te saqué y te acomodé en el altar varias veces, intermitente y errante. te busqué en otras sonrisas, en otros besos. no te encontré. siempre copias baratas, todavía más sucias y perversas que vos. seguí
vaciando mi ser de emociones. seguí escribiendo poemas.
te guardé rencor. mucho rencor. hoy ya no me importa. hace bastante en realidad que no me importa. llegó a no importarme nada. ni vos, ni yo ni todo lo que se paraba entre medio.
después vino la muerte agazapada. tuve miedo. justo cuando creía que no podía sentir más nada, vino el miedo.
tuvo que venir el miedo para abrir los ojos.
fueron muchos años de pesadillas.
abrí los ojos y me di cuenta de que todo eso, todo lo que pasó, todo lo que te llevaste y lo poco con lo que me dejaste,
no era real. abrí los ojos y quise tenerlos abiertos. quise levantarme del rinconcito de los poemas. quise sentir un poquito el sol. quise una caricia. quise decir la verdad.
quise respirar con todo el cuerpo.
acá estoy. a veces, todavía en fracciones primaverales diminutas, puedo. salgo a un jardín iluminado y siento la tierra bajo los pies. vislumbro en parpadeos un futuro sin asfixia, donde las palabras fluyan en mi voz grave, pero viva. a veces también se me posa el verano en la piel cuando alguien me abraza.
vos no lo ves, claro.
estás muy lejos. quisiera que pudieras verme ahora. quisiera que vieras que
no pudiste romperme. que fuiste sólo una pausa, un recreo, un chiste malo. pero también, por supuesto, quisiera que no pudieras verme más. que te fuera imposible acercarte con tu cara transparente o con una máscara y otro nombre. quisiera que ni siquiera aparecieras como el monstruo que me agarra los pies desde abajo de la cama.
te prometo algo: nunca más te voy a buscar. nunca más voy a intentar dibujar tu sonrisa en otra boca. nunca más voy a permitir que otras manos claven sus agujas en mi cuerpo. voy a romper el cascarón de porcelana. me voy a asomar a la vida. ahí, sí, de donde vos me sacaste.