7 mar 2009
PERDÓN
- (una cara de la moneda)
Pido perdón por haber sido un fantasma del día
por haber mentido las sonrisas
y las promesas.
Por no haber llorado en público antes.
Pido perdón por las marcas que llevo en el cuerpo
estigmas de mi propia crueldad
propia sangre cruel desgarrada.
Pido perdón por haber equivocado el camino
por haber elegido ser una voz en la lejanía
por haber elegido escuchar las voces de las muñecas vestidas de luto
Mi luto impenetrable.
Pido perdón por las noches malgastadas
por los pulmones consumidos.
Pido perdón por la noche entera
en la que conocí a cada uno de estos hombres
hoy tan fantasmas como yo
hoy pueden tocarme
destronar mi sonrisa automática
Pido perdón por el brillo de mis ojos al mirarte
por haberme entregado una vez más a la calma del amor
en lugar de dejarme yacer en la apatía.
Pido perdón por haber resplandecido alguna vez
Por mi lucidez inaudita de palabras jugadoras
que nunca saben como la verdad
pero que están hechas de ella
Pido perdón por mi llanto honesto en la vereda
en el piso del living, del cuarto.
Mi llanto en todos los rincones de esta zona sur
tan mía
tan lejos.
Pido perdón por haberme nombrado reina de la lejanía
Pido perdón por haber prometido algo que no voy a cumplir.
Pido perdón por cada vez que no pedí ayuda.
Por cada vez que no dije que pasar la noche era una batalla.
Pido perdón por no gritar
por no patalear
por no estar llorando en la esquina de una casa
(necesariamente la tuya).
Por haberme olvidado del dolor.
Del zorro del dolor escondido en esa forma de no ver
no ver nada
y yo viéndolo todo.
Tan en lo distante tan afuera que no sé cuál es el adentro.
Cuento las caídas como peones de ajedrez
que mueren en el campo de batalla.
Yo me muero en la orilla
princesa
(y nunca reina)
de la intensidad.
Yo sólo quería mirar el abismo
yo sólo quería ahogarme
y hoy lo logro.
Y pido perdón por quedarme sola
por irme
por nunca más volver.
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